El Gozo del Arrepentimiento
¿Recuerdas el "Deber Pascual"? Los discípulos más maduros entre nosotros recordarán que era la Confesión y la Comunión al menos una vez al año. Pero se podría pensar en esto como un deber gozoso, porque durante la Cuaresma recordamos que nuestro Dios que es amor no quiere que nadie perezca, sino que todos se arrepientan y vivan (2Ped. 3:9). Y recordamos los terribles trabajos que el Hijo de Dios aceptó para demostrar que Dios realmente quiere salvarnos.
Así que nos arrepentimos de nuestros pecados, los confesamos y "firmemente deseamos no volver a pecar". Entonces sabremos que estamos reconciliados con Dios.
Podríamos preguntarnos ¿Cómo sabemos que hemos aceptado la reconciliación? Bueno, primero, sabemos que rechazamos la culpabilidad o el desconsuelo, que son preocupaciones egoístas. He puesto mis errores en manos de Dios. Luego, somos conscientes de que Dios es "todo bueno y digno de mi amor". Somos consolados, no por mi bondad (tan llena de agujeros), sino por un Dios infinitamente amoroso que convierte nuestro luto en alegría y nuestras penas en plenitud (Esther C:25).
Nuestro "Deber Pascual" cumplido y sanos nuevamente, seguimos adelante en el camino, Su camino.