Libérate del CHISME y la CRITICA
Un problema común que he encontrado como Director Espiritual y confesor de cientos de personas que vienen a un retiro en Montserrat es algo como esto: "No puedo dejar de juzgar a los demás" o “Simplemente no puedo evitar el chisme. Me propongo no volverlo a hacer, pero caigo!”
Antes de decir nada me gustaría aclarar que al juzgar NO nos referimos a distinguir entre lo que está bien y lo que está mal. Nos referimos a reflexionar sobre lo que está mal que se vuelve destructivo. Y por chismes no nos referimos al intercambio de información que significará seguridad para otra persona. Es el gusto por hablar mal y ver las faltas en el otro. En estos casos, simplemente “intentar parar” no funcionará.
Me gusta sugerir un enfoque indirecto. La mayoría de las veces, cuando esa voz dentro de mi cabeza tiene estándares tan duros y altos para los demás, significa que la misma voz es el doble de dura y exigente conmigo mismo. ¿El antídoto? Primero, toma conciencia de ello. Date cuenta cuando eres malo contigo mismo. Segundo, tómate un momento para preguntarte cómo el amor y la misericordia de Jesús podrían hablarte en esa situación. Dios siempre es paciente, y siempre nos invita a mejorar, pero desde el amor y la ternura, no desde la acusación. Tercero, trata de hablarte a ti mismo de esa manera.
Dale tiempo y comenzará a influir en la forma en que piensas y te relacionas con los demás.
Padre Pepe Ruiz, SJ.